Aquí puedes encontrar una pequeña muestra de mis inicios. 

Carta de tu yo del futuro

Desde un lugar donde ya duele menos

Hola, amor.

Soy tú, unos pasos más adelante. No muchos —los justos para decirte que sigues aquí. Que sigues respirando. Que aunque todo parezca quieto y roto, debajo estás brotando.

Sé que hoy parece imposible. Que el cuerpo pesa como si cargara siglos, que las ganas se evaporan antes de llegar a tus manos. Lo sé. Estuve ahí. Y aún así, aquí estoy.

No vengo a exigirte fuerza ni sonrisas. Solo vengo a recordarte esto:

Seguir viva no es tener energía, es tener aliento.

Y tú lo tienes, incluso cuando solo te sostienes en el hilo de respirar.

Habrá un día —no sé cuándo— en que volverás a reír sin darte cuenta. En que salgas sin que parezca una hazaña. En que vuelvas a escribir no para escapar, sino para celebrar.

Pero ese día no llega con velocidad. Llega con suavidad. Con rituales minúsculos. Con duchas lentas, canciones seguras, tazas calientes. Con todo eso que hoy parece insignificante, pero que será tu puente.

No necesitas entenderlo todo ahora. Solo seguir. Respirar para volver —como dijiste tú.

Aquí te espero. Entera o a pedazos. Con cada parte que elijas cuidar.

Con infinito cariño,

Tu yo del futuro

(la que aprendió a vivir sin apurarse)